lunes, 30 de enero de 2012

0001: Jordi Costa y la crítica de cine

Jordi Costa Vila es periodista freelance. Trabaja como profesor de escritura, crítico de cine y dibujante de cómics, entre otras cosas. Ha escrito para medios como La Vanguardia y El PaísEsta entrevista fue realizada por teléfono, para el trabajo de crítica, como explico en el primer post de este blog. Es un poco larga, pero creo que se puede aprender mucho de él. Con el sentir de Jordi acerca de la crítica de cine, empieza oficialmente a funcionar el blog!




¿Qué se necesita para formarse como crítico?
En este oficio nunca puedes dar por acabada la formación, nunca lo sabes absolutamente todo como para decir que no necesitas recibir ningun imput más. Siempre hay que estar en marcha. Es muy importante tener un buen bagaje cinéfilo y una buena memoria cinéfila. Tenemos agujeros, cosas que podríamos conocer mejor... Hay que estar lo más al día posible. Y, evidentemente, la crítica no es algo que esté en un plano aislado de la realidad; puede entrecruzarse con todo el arte que hayas visto, que conozcas: literatura, teatro, videojuegos, artes plásticas. El crítico de cine perfecto no existe, pero hemos de intentar ser críticos lo más completos y multidisciplinares posibles.

¿Las críticas se están convirtiendo en publicidad de las películas?
La crítica corre ese peligro. Supongo que estás acostumbrado a ver anuncios de películas que tienen la cita del crítico que dice “obra maestra”, etc. Si usan una frase de tu crítica para anunciar una película, yo creo que tienes un problema, porque es muy típico que la Warner, o Sony, o FOX o lo que sea coja la parte positiva de tu crítica y deje de lado la parte en la que rebatías o subordinabas otros aspectos más negativos, y la buena la convertirán en eslogan. Yo creo que los críticos hemos de evitar que nuestros textos se reciclen como eslogan, y la forma de hacerlo es cuidando el lenguaje e intentando que tu texto sea sobre todo analítico y que se resista a la presión o invasión de ese registro publicitario.

¿Hay algunos criterios más o menos universales u objetivos para decir “esta película es buena y esta no”?
No. A ver, cada crítica -aunque suene algo presuntuoso decirlo- debe tener un poco su propia teoría crítica, universal y válida. Y esta teoría crítica está hecha de subjetividad, de memoria, de gusto personal y a veces de generosidad y de la capacidad del crítico de hacer evolucionar ese discurso, matizarlo, enriquecerlo o incluso entrar en contradicciones, reparar errores... O sea, todos los críticos nos hemos equivocado alguna vez. La cosa es que seamos conscientes de ello. El crítico que crea que ha sido siempre infalible probablemente tenga un discurso que habrá vivido una evolución poco interesante, seguramente ninguna.

¿No habría una película en la que todos los críticos se pudieran poner de acuerdo y dijeran “es una buena película”, o al menos “tiene un buen guion” o “tiene una buena realización”?
No, porque una buena película no es sólo buen guion o buena realización, sino el equilibrio entre todos los elementos que la componen. Una película no es nunca sólo la histora, el argumento, así como en un cuadro lo importante no es sólo el tema, ¿no?


Hitchcock que decía algo así como “los tres requisitos para hacer una película: guion, guion y guion”.
Sí, a mí eso me parece una chorrada como un piano, por mucho que lo diga Hitchcock o quien lo haya dicho. Directores que tienen como un punto de genialidad pero con la boca muy floja a la hora de decir frases lapidarias a mí me parecen muy sospechosos. Yo creo que hemos de desconfiar de las frases lapidarias de gente como Billy Wilder o Hitchcock, porque no hay una verdad en estas frases sino un golpe de efecto. Y esta frase de “guion, guion y guion” me parece probablemente una de las frases más débiles que se han dicho sobre el cine, ¡y de las más reductivas!

En una entrevista que te hicieron decías “no recomiendo leer a Syd Field y a McKee”...
Sí, justamente porque empañan un poco la mirada crítica. Hay demasiados críticos -jóvenes, sobre todo- que han leído demasiado a Robert McKee y a Syd Field, y lo que hacen éstos es dar una especie de consejos, válidos por una parte, pero es una parte pequeña de la creación cinematográfica y no es la esencial ni la que define al cine como tal. A mí no me gusta hablar de “obras maestras”, porque incluso películas que todos están de acuerdo en que son muy buenas, puede llegar un momento en el que uno haga un texto crítico interesante discutiéndolas, ¿no? Por ejemplo, un texto de David Thomson discutiendo por qué ya no hemos de considerar Ciudadano Kane como la mejor película de todos los tiempos es más interesante que el enésimo artículo que dice que sí es la mejor película de todos los tiempos.

Leí un poco de qué iba vuestro cómic de “Mis problemas con Amenábar”. ¿Se trata de una cosa personal? ¿O realmente en sus películas ves que están sustentadas en un “simulacro de talento”, como decías?
Yo creo que el cine de Amenábar es lo peor que le ha pasado al cine español en los últimos años, porque de repente ha creado una especie de espejismo de algo que es técnicamente muy eficaz pero conceptualmente vacío, en absoluto. Para mí es eso, la idea de que aquí en España se pueden hacer películas con una competencia técnica comparable a la de Hollywood pero que, realmente, dentro no hay ningún tipo de identidad. El tema de la película puede gustar alrededor del mundo porque en el fondo no hay ninguna subjetividad.

¿Hasta qué punto tanta gente con acceso a los blogs y afición a la crítica ha ayudado o ha estorbado a la profesión de la misma?
Pues hombre, yo creo que es muy peligroso demonizar una plataforma o un medio. Decir que los blogs o Twitter son como la gran amenaza para la crítica a mí me parece que es una actitud muy conservadora y reaccionaria. Yo creo que todo lo que democratice las herramientas de reflexión y análisis es bueno. Evidentemente, dentro de todo esto hay mucho texto, mucho argumento, muchas voces que no aportan nada. Pero las voces que aportan se siguen diferenciando y puede que haya relevos y convivencias generacionales interesantes, ¿no? Lo único negativo es la forma en la que las industrias editoriales han contemplado esto. De repente cuando colaboras en un medio, el medio considera que lo que escribes para la versión impresa vale un precio “x” y lo que has de escribir para la versión digital es como un texto de Serie B que vale menos.

Claro, como algo casi gratuito.
J. Hoberman
Exacto. Se ha abierto la puerta a una progresiva desprofesionalización de la cultura y, bueno, cada día nos llegan noticias... Por ejemplo, hoy mismo nos ha llegado la noticia de que han despedido a J. Hoberman, que es el gran crítico del Village Voice. Es una noticia absolutamente triste. Lo que pasa es que yo estoy seguro de que un crítico tan bueno como J. Hoberman de alguna forma sobrevivirá, en la red o donde sea, porque su voz seguirá siendo diferencial.

¿Pero le han echado por algún motivo en concreto?
No, pues porque los medios de comunciación están recortando y el primer fardo que se tira por la borda es el crítico. De alguna forma los que guardan este lenguaje analítico ante el avance del lenguaje publicitario son las figuras más incómodas. Y, evidentemente, somos los primeros  de los que se puede prescindir. Es dentro de una lógica empresarial perversa. No digo que lo defienda, sino al contrario, me alarma mucho, pero es así.

Ya para terminar, me gustaría que me dijeras alguna crítica de alguien -español a poder ser- que consideres buena y otra que te parezca que se ha sobrevalorado.
Uy, esto de hablarte mal de una crítica sí que...

Dejémoslo en la buena, entonces.
Mira, por ejemplo recuerdo la crítica que hizo Carlos Heredero sobre No habrá paz para los malvados hace un mes, cuando se estrenó. La publicó Cahiers, y a mí la película no me disgusta, pero tampoco me agrada demasiado. Pero esta crítica de Heredero me hizo darme cuenta de un patrón estilístico que había en la película que yo había pasado por alto, por eso aprecio leer críticas de otros, porque te ayudan a ver la película que tú no has visto aunque hayas visto la misma película, ¿no? No sé si me explico.

Sí, sí.
Y para hablarte “mal” entre comillas pues... Mira, yo doy clase de Crítica aquí en Madrid. Y ahora cuando retomemos las clases después de Reyes, uno de los problemas que tengo que afrontar con mis alumnos es que yo creo que muchos de ellos han sido irreflexivamente entusiastas con una película como The Artist.

¿Irreflexivamente entusiastas?
Pues que de golpe y porrazo han entrado por la vía de que es un gran homenaje al cine, de que es maravilloso y tal. Creo que, te guste o no, tienes que plantearte más cosas. Te has de plantear hasta qué punto el homenaje formal al cine mudo es puro o impuro, o hasta qué punto la película está fundamentada sobre una nostalgia cinéfila legítima o sobre una falsa nostalgia... Y bueno, que todos hayan salido como bailando claqué de la peli me preocupa, me preocupa como profe, ¿eh? Intentaré que ahora, en vez del claqué, nos sentemos y pensemos un poco sobre la película y sobre si puede tener debilidades o problemas. 

¿Qué me dices de El árbol de la vida?
A mí me gustó mucho. Creo que evidentemente es una película monstruosa en todos los sentidos, incluso en el mejor de ellos. Calificarla de presuntuosa o de pretenciosa a mí no me parece un insulto, porque es la definición de la película: se plantea explicarlo todo, me parece que es la mayor ambición que puede tener un artista y es muy difícil no estrellarse con esto.

Ahá.
También tiene un componente de película de secta. La parte final te la podrían poner antes de ingresar en una secta. Pero a mí no sólo formalmente me parece impresionante, sino que también es una película que me afecta personalmente y creo que puede afectar personalmente a casi todos los espectadores, aunque muchos la rechacen. Me parece muy curioso construir una película a partir de un lenguaje de reminiscencias, que es un poco el recuerdo este de infancia que tú tienes de algo que has visto pero que en su momento no entendiste. No es una película equilibrada ni indiscutible, pero sí que me parece una película importante.



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